Efectivamente, ya es Navidad o por lo menos ya estamos viviendo el espíritu navideño que esperamos sobrevuele por encima de nuestras almas y nos recuerde que la Navidad es algo más que regalos, consumismo y gasto. Acordémonos de los que están en peores circunstancias que nosotros y regalémosles, al menos, una sonrisa. Una sonrisa franca, cálida y sincera puede llegar a ser el mejor regalo del mundo.
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